sábado, 30 de julio de 2016

EL ÁNGEL DE LA GUARDA



imagen vía: fancueva.com
...La voz maquinal de María seguía llenando todo el espacio, como si el universo entero girara en torno suyo.
—Ya no hubo boda, tampoco finales de carrera, ni niños más tarde…
Después fue remitiendo el hedor. No del todo, pero sí lo suficiente para permitir una atmósfera que pudiera respirarse. Giré la cabeza, con miedo a descubrir un nuevo cambio en el aspecto de María. En efecto, no paraba de transformarse. Ya se había deshinchado y presentaba una apariencia mustia. Los tendones del cuello sobresalían como cuerdas tensas. Sus carnes se estaban consumiendo y las primeras arrugas hacían acto de presencia. Volví la vista a la carretera. Ella seguía oyéndose hablar.
—Mi madre también tenía ilusión con la celebración de mi boda. Siempre decía que hacíamos buena pareja. Incluso tenía una foto nuestra encima del televisor. Se debió de quedar muy triste. Las locuras, por desgracia, a veces cuestan caras, y no solo afectan a quienes las comenten, los que les rodean también pagan un alto precio por algo en lo que no han intervenido. No lo olvides nunca, cuando caemos, casi nunca lo hacemos solos, arrastramos en nuestra caída a todos aquellos que nos quieren. Si dejáramos de ser tan egoístas, si pensáramos alguna vez en los demás, evitaríamos muchos momentos amargos.
Le eché una mirada por el rabillo del ojo. No me atrevía a verla cara a cara. Su aspecto, siempre cambiante, podía ofrecerme horrores inimaginables. Por encima de todo existía aquella proximidad. ¡Estábamos a solo unos centímetros uno del otro!

sábado, 23 de julio de 2016

LA PIEDRA DEL MIEDO

imagen vía: pinterest.com
            Cuenta la leyenda que en un pueblo de la Sierra de Alcaraz existe un lugar que se denomina La Piedra del Miedo.
            Debo reconocer que la fuente de donde procede mi información quizá no sea muy fidedigna. Pero todos sabemos lo que ocurre con las leyendas, que se van alterando con el tiempo y, sobre todo, con el boca a boca, que las distorsiona a medida que cada cual les aporta matices de su propia cosecha y, al final, el resultado difiere, y mucho, de la historia inicial.
            No hay que olvidar que a veces un simple chisme, a fuerza de repetirlo acaba por convertirse en realidad, y con el paso del tiempo, en leyenda. Somos así de especiales.
            Con esto quiero decir que los que conozcan la historia quizá encuentren puntos muy distintos a la idea que tienen de ella. De ser así, desde aquí les invito a que nos cuenten su versión, porque, sea cual sea la realidad, no tiene desperdicio.
            Al parecer, La Piedra del Miedo se encuentra en un paraje próximo al pueblo, junto a un camino por donde antiguamente las gentes del campo pasaban para ir a atender sus tierras o sus ganados.
            La historia data de los tiempos en que aún no se conocían los vehículos a motor, de modo que las personas iban a pie, o montadas en bestias de carga, o en carromatos antiguos. Es decir: que su paso era lento y permitía un pleno contacto con las sensaciones que la profundidad de la noche, tras un día agotador, podía transmitirles. Sobre todo en una época en que la gente no estaba tan instruida como ahora y era más vulnerable a los embrujos de la noche.

            Poco después de anochecer, un joven que venía de apacentar su ganado pasó caminando junto a La Piedra del Miedo, una roca escabrosa, dentada, que parecía un monstruo agazapado entre las sombras nocturnas.

sábado, 16 de julio de 2016

ALMAS ERRANTES


 imagen vía: es.ign.com
...Ambos se asomaron al pasillo que recorría la planta a lo largo. Una iluminación discreta, que no interfería en el descanso de los enfermos, permitía a los ocupantes del hospital caminar con libertad. También facilitaba la visión de cuantas personas y objetos había en él.
Y no puede decirse que fuera un alivio para Israel poder ver con claridad a la gente que deambulaba por el corredor. En primer término, recostado en un asiento de cuatro plazas, vio un hombre que parecía dormitar, desmadejado y ajeno al escaso bullicio existente a esas horas de la noche. Iba ataviado con el uniforme propio del hospital. Estaba de espaldas, por lo que Israel no podía determinar el estado físico de su rostro, aunque no se le pasó por alto que mostraba un ligero aplastamiento en el cráneo, en la zona del cogote, por donde aparecía una especie de grumo blanco que le puso los pelos de punta. Miró a “su compañero”, como buscando una explicación, si la había, del estado de aquella presencia muda que yacía en la penumbra, y este se encargó de la correspondiente aclaración.
—Ese hombre murió de un golpe en la cabeza que se produjo aquí, en el hospital.
—¿Qué me está usted contando?
—Una tarde vino acompañando a su esposa, que había cogido la gripe y fue ingresada con el fin de hacerle unas pruebas porque padecía del pulmón. Estando aquí, aquella noche él sufrió un desvanecimiento, pero por lo visto el personal de guardia “estaba demasiado atareado” y tardó una eternidad en atenderlo como la situación requería. Mientras esperaba esa atención que tanto se retrasaba, le dio otro mareo. Al caer, se golpeó la cabeza con el soporte de un asiento, y cuando llegaron los médicos ya era tarde. Ya era portador nocturno de las vergüenzas del hospital. Igual que lo soy yo.

sábado, 9 de julio de 2016

VIAJE A SAN ADRIÁN


Imagen vía blogdealimana.blogspot.com


...La siguiente parada tuvo lugar varios kilómetros más adelante, en una rampa situada tras una curva muy cerrada.

La sensación de pánico volvió a acentuarse ante la evidencia de que nuevas criaturas continuarían ocupando las vacantes del autobús. Y resultaba duro enfrentarse a las espantosas mutilaciones que desfilarían ante sus ojos. No obstante, este temor no mitigó la curiosidad que despertaba en ellos conocer la procedencia de aquellos seres. Se levantaron y se asomaron por los cristales del costado del vehículo que daba al barranco. La incredulidad les hizo abrir unos ojos como platos. 

La estampa que se ofreció ante ellos fue impactante. A su mente aturdida acudió un recuerdo brumoso, que parecía flotar sobre la espeluznante escena que se desarrollaba ante sus ojos. Se trataba de la noticia que ocupara los telediarios de todas las televisiones durante más de una semana un par de años atrás. Un autobús lleno de turistas había sufrido un accidente cuando hacía una excursión al Santuario de San Adrián.