sábado, 25 de junio de 2016

¿BRUJAS EN VIANOS?

imagen via: escalofríos.org

            ...Aquella noche tuve la primera pesadilla.   

            Estaba encerrado en una habitación muy pequeña, que parecía asfixiarme, a oscuras y tumbado boca arriba. Mi corazón latía como si quisiera escapar del pecho.

            Una fuerza exterior me arrastraba sin que yo pudiera evitarlo. Enseguida percibí un golpe fuerte que me estremeció de pies a cabeza. Después, un carraspeo de uñas, seguido de un crujido apagado. Y una luz cegadora me sacó de la tenebrosa oscuridad.        

            Pero no me alegró en absoluto la luz del día, porque vi que cuatro manos callosas retiraban una especie de tapa larga y estrecha, forrada de raso en su parte inferior, y dos caras aparecieron justo encima mío. Estaban llenas de arrugas. Mechones de pelo canoso y sucio escapaban por los bordes de sendos pañuelos negros que cubrían las cabezas, a juego con los hábitos del mismo color que se apreciaban encima de los hombros y en las mangas. No veía más de ellas, solo unos ojos oscuros que me miraban desde el fondo de unas cuencas ponzoñosas.

            Sus miradas, ansiosas, parecían deleitarse contemplándome, como si estuvieran seguras de que yo podría colmar sus anhelos, o su hambre.

            Intenté levantarme para huir, pero me di cuenta de que no podía moverme, aunque sí me notaba en condiciones de percibir lo que ocurría a mi alrededor, pues vi cómo sus manos hurgaban en mis ropas, desgarrándolas a la altura de mi vientre.

            Con un esfuerzo sobrehumano, conseguí levantar la cabeza para ver qué estaban haciendo. Y de súbito quedé paralizado de terror al ver que lanzaban las uñas hacia mi vientre blanco e indefenso. En ese mismo instante, un dolor insoportable me convulsionó de pies a cabeza.

            Fue entonces cuando desperté.


sábado, 11 de junio de 2016

EL AMANTE


imagen vía: taringa.net
...Le resultaba imposible continuar con los ojos abiertos. Sin darse cuenta, su cuerpo fue escurriéndose bajo las sábanas. Al sentirse acunada por el confortable calor de las ropas, su mente perdió el apoyo que le proporcionaba el fresco ambiente nocturno y no fue capaz de seguir concentrada en sus pensamientos. Y estos se fueron diluyendo en el vacío, como se fue diluyendo su resistencia. 

Los primeros trazos de la pesadilla comenzaron a dibujarse con extrema delicadeza. Algo parecido a una leve luminiscencia fue adquiriendo intensidad, surgiendo de la pared que separaba el dormitorio del trastero. Era ligero como una gasa, de colores y contornos imprecisos. Después se fue concretando, y tras unos breves segundos se fraguaron unos perfiles bien definidos.

Vio que se trataba de una figura humana de baja estatura y complexión fuerte, que muy despacio se fue materializando hasta adquirir un realismo sobrecogedor, y espantoso, refulgiendo en la oscuridad de la habitación. Los ojos se veían saltones en aquel rostro enjuto, de piel arrugada y pastosa, de un color sucio, desnaturalizado; falto de vida. Los labios, exiguos, permitían ver unos dientes amarillos, dibujando una sonrisa insinuante y maliciosa. Las manos caían pesadas a los lados de un cuerpo flácido y putrefacto. Las piernas, frágiles, se arqueaban de modo grotesco, sosteniendo a aquella criatura demencial.

Sin embargo, en medio de aquel caos orgánico, algo destacaba con intensidad de aquel despojo humano. Altivo, arrogante, rebosante de energía, pleno de vida y poder, con la conciencia propia de quien se sabe el centro de todo cuanto le rodea, se alzaba majestuoso, enhiesto como el mástil de una bandera, el miembro viril del malogrado Román.

Ella lo vio venir en su busca. Leyó la lujuria en sus ojos ominosos. Sin pensarlo, se hizo un ovillo y se tapó la cabeza con las sábanas y… luchó en silencio con aquella reminiscencia, con aquellos deseos soterrados, vagos, que desde hacía días perduraban mucho más allá del temor que sentía ante la llegada de la noche y… de Román. Mucho más allá, venciendo al razonamiento lógico de desterrarlos de su mente y de su alma, esclavizándola, llevándola en volandas a lomos de la pasión más abominable.

Captó el aliento fétido justo a su lado cuando las garras huesudas retiraron la ropa de la cama. Se sintió muy vulnerable, pero no lloró. No esta vez. Algo se había rebelado contra la despiadada necesidad de huir de aquella situación detestable. Esto se le mostraba ahora con claridad, pero intuía que llevaba días existiendo, si es que era verdad lo que pasaba, porque los sueños son caprichosos. A veces nos revelan con un realismo sobrecogedor las más fantásticas situaciones, incluso las proyectan en el tiempo como si fuera algo que procede del pasado, que ya hemos vivido, que forma parte de nuestro entorno cotidiano. Por eso no gritó. Pero ni siquiera supo si lo hizo solo por eso, o por temor a que él le tapara la boca con sus zarpas odiosas, o… porque en el fondo lo deseaba.

            Al límite entre el horror y el alivio permitió que le desabrochara el sujetador y se lo quitara...

domingo, 5 de junio de 2016

HISTORIAS EN EL PARQUE


 
imagen vía: es.123rf.com
 
...Se trataba de un recinto espacioso, situado junto a los nuevos límites inferiores de la reserva, resguardado del viento predominante y custodiado por la atenta vigilancia de un macizo rocoso que se elevaba con altivez señorial en la solitaria paz de la montaña. Una simple hilera de piedras dispuestas de desigual manera lo rodeaba, creando la impresión de que el lugar tenía fuerza suficiente para cuidar de sí mismo. A modo de entrada, se alzaba un amplio arco de madera, con postes tallados y ataviado con una serie de símbolos y objetos a los que mi condición de profano en la materia otorgó la categoría de tótems indios.

No podría definir, ni de lejos, las formas y colores exactos que tenían estos adornos. Y no era solo porque la luna proporcionaba una luz insuficiente para este tipo de observaciones, también había que